Eran los días en que todo mundo estaba resguardandose en sus casas por miedo a contraer el virus de la influenza.Las calles,los parques las escuelas,todo desierto.No había para que salir,los restaurantes,cines teatros,todo cerrado.En la linea azul del metro que corre de taxqueña a cuatro caminos un solitario vagón me llevaba de regreso a casa después de recorrer la silenciosa ciudad. Que tremendo ver un vagón del metro a las tres de la tarde ¡vacío!.
Las puertas se abrieron en alguna estación y subió una mujer cargando a su hijo en la espalda.Tenia el rostro empapado en sudor y las manos temblorosas,a pesar de estar el vagón practicamente vacío comenzò su letanía:
-se va a llevar un paquete de chicles trident por cinco pesos,si mire para refrescar boca y garganta se va a llevar...
paso frente a mi como un fantasma,de vez en vez limpiaba el sudor de su rostro mezclandolo con sus ojos llorosos,repitiendo con la voz quebrada:
-...lleveselos por solo cinco pesos.