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viernes, agosto 13, 2010

La leyenda del tepozteco


Cuenta la tradición oral que una doncella solía bañarse en la barranca de Atongo. Se decía que en las barrancas "dan aires", pero la doncella no lo creyó; y así, al cabo de un mes se supo encinta. La doncella se presentó a sus padres y, avergonazada, les confesó su embarazo.
Al nacer el niño, el abuelo hizo varios intentos para deshacerse de él. En una ocasión lo arrojó desde una gran altura contra unas rocas, pero el viento lo depositó en una llanura; en otra ocasión, fue dejado cerca de unos magueyes, pero al poco tiempo las pencas se doblaron hasta llegar a su boca, para darle de beber aguamiel. En otro intento por deshacerse del niño, fue arrojado a hormigas gigantes pero éstas, lejos de picarlo, lo alimentaron.
Cuenta también la leyenda que una pareja de ancianos descubrió al bebé abandonado y lo lo adoptó. Se trataba de Tepoztécatl, posterior patrono de Tepoztlán.
Muy cerca del hogar de Tepoztécatl vivía Mazacuatl, una temida serpiente de Xochicalco, a la que los pobladores alimentaban mediante el sacrificio de ancianos. Un día, los mandatarios del pueblo anunciaron al padre adoptivo de Tepoztécatl que debía ser sacrificado a esta serpiente. Tepoztécatl se ofreció a acudir al sacrificio en lugar de su padre. Salió rumbo a Xochicalco, y en el camino fue juntando aiztli, pequeños pedazos filosos de obsidiana, que iba guardando en su morral. Al llegar a Xochicalco se presentó ante Mazacuatl, la enorme serpiente que, de inmediato, lo devoró.
Dentro del vientre de Mazacuatl, Tepoztécatl utilizó los aiztli, y con ellos desgarró las entrañas de la temida serpiente.
Durante su viaje de regreso, pasó por una celebración en la que se utilizaban el teponaxtli, especie de tambor, y chirimía, (flauta). Tepoztécatl deseó tocar estos instrumentos y, al verse impedido, envió una tormenta que arrojó arena a los ojos de todos. Cuando reaccionaron, el niño había desaparecido con los instrumentos: se oía a los lejos el sonido de ambos. Lo persiguieron y cuando ya lo alcanzaban, se dice que orinó y formó así la garganta que atraviesa Cuernavaca.
Llegó a Tepoztlán y tomó posesión de los cerros más altos. Se posó sobre el cerro Ehecatépetl, y como no podían llegar a él, quisieron derribarlo, cortando la base. Fue así como se formaron los “corredores del aire".
Tepoztécatl gozó de amplia consideración en su pueblo natal y fue designado Señor de Tepoztlán y sacerdote del ídolo Ometochtli (Dos Conejo). Pero años después desapareció, no se sabe si murió o se fue a otra parte, pero hay quienes dicen que se fue a vivir junto a la pirámide, para siempre.







la piramide del tepozteco


Se dice que fue un adoratorio construido en honor al dios del pulque, "Ome Tochtli" –Dos Conejo. Se trata de una construcción "hueca" aunque el único orificio por el que se podría entrar está cerrado. Además, se sabe que existieron otras pirámides al pie del cerro, por donde inicia el camino a este lugar. Aunque se encuentran completamente deterioradas y a punto de desaparecer, es posible admirar algunos de los muros que aún quedan en pie.
Para llegar a la pirámide del Tepozteco, es necesario escalar hasta la cima del cerro del mismo nombre; el recorrido inicia en el lugar conocido como Axihtla, en la "Cruz del Bautisterio", un monumento que consiste en una esfera de piedra, que remata en una cruz. Durante el ascenso, pueden contemplarse, los corredores del aire, que se encuentran en la base del cerro "Ehecatépetl" o cerro del viento. Más arriba, se pueden ver "Las Tres Marías" que son tres figuras formadas en la roca. Antes de llegar se vislumbra una roca de aproximadamente 30 metros de altura, que algunos conocen como "Los gemelos" y otros como "El muñeco", formas que adquiere según el ángulo desde donde se le observa. Un poco más arriba, se llega al último tramo por recorrer, que es un angosto pasillo de más o menos 5 metros de ancho, donde empieza un camino en zigzag. Así, después de un recorrido ascendente de 2,000 metros, se llega a la Pirámide del Tepozteco.



Y ahi andaremos de nuevo visitando a este viejo amigo celebrando que un dia plantamos una semilla de amistad alla arriba y ahora asoma unas ramitas que van creciendo dia con dia.

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